lunes, 12 de junio de 2017

Carta abierta en la Facultad de Ciencias Veterinarias.


Un alegato a la sensibilidad

“Es necesario re conceptualizar una serie de ideas que nos parecen naturales, como por ejemplo la noción de apropiación. La idea de que los humanos son sujetos políticos porque son dueños de sí mismos es una de las bases de la democracia moderna, pero de ahí se desprende que los humanos se pueden apropiar del resto del mundo. Tenemos que inventar formas alternativas de apropiación, tal como existe en otras cosmologías. Y aunque no las podemos reproducir, porque ninguna experiencia histórica se puede reproducir automáticamente, pueden servir de fuente de estimulación intelectual.
Mientras en Occidente pensamos que somos dueños y poseedores de la naturaleza, en el resto de las cosmologías es todo lo contrario: la naturaleza es dueña y poseedora de los humanos. Claro, no se puede decir así porque para ellos la naturaleza como tal no existe, pero el punto es que entienden que los humanos son parte de un sistema más grande del cual son responsables y que los no humanos son condiciones para que los humanos desempeñen sus actividades. Eso es lo que se encuentra en las comunidades tradicionales de los Andes, no muy lejos de aquí.”
Philippe Descola


Hace algún tiempo cuando decía que, quien cura una herida no necesariamente se ocupa de la salud de un animal
1, intentaba marcar la diferencia entre estar ocupado o preocupado por la salud, en la ausencia de bienestar del otro, etc. o solucionar puntualmente una situación de higiene o la restauración de un tejido. Lo segundo puede no implicar lo primero y eso hace una diferencia sustancial cuando tratamos con la salud y el bienestar animal. No hay problema en que un veterinario quiera participar de la industria de los animales, no hay una crítica en eso. El acento está, para mí, en cómo deberíamos considerar, en estos ámbitos académicos, a los animales pues se produce en la mayoría de nosotros una gran contradicción. Sobre todo cuando estamos aquí por el bien de los animales no humanos y nos vemos obligados a convivir con esa visión que aún rige algunos ámbitos académicos.
Recuerdo ese ejemplo del profesor que entra a su aula y coloca dos fotos en la pared y que cuenta:
El primer día de clase, pongo la fotografía de una heladera en una pared y la de un niño pequeño en la pared opuesta del aula y pido a los estudiantes que se paren junto a la fotografía que mejor representa sus sentimientos hacia sus caballos. Casi todo el mundo se mueve hacia el lado de la habitación con la fotografía del niño. Esa es la reacción intuitiva y no es una sorpresa. Pero después de algunas preguntas como: ¿Se puede comprar y vender a los niños? ¿Se pueden criar con fines de lucro? ¿Se puede practicar la eutanasia, si la condición es grave y la asistencia médica es demasiado cara? ¿Se puede obligarlos a competir o se los puede explotar de otras maneras? ¿Se pueden esterilizar para hacerlos más manejables?, -todas cosas que los propietarios de caballos dan por hecho-, los estudiantes comienzan a gravitar incómodamente hacia el lado "nevera" de la habitación...Lo primero que debemos re pensar es que la consideración que tenemos de los animales es esta valuación que hacemos de ellos como objetos de comercio. Mientras los animales sean considerados un producto de la industria animal -quienes los vemos y los consideramos entidades subjetivas de la animalidad no humana- vamos a confrontar siempre con una contradicción respecto de los valores que nos trajeron aquí. Quienes consideremos la animalidad como una forma personificada de la vida nos vamos a sentir fuera de lugar en ciertos ámbitos académicos y vamos a tener que lidiar con muchas dificultades ajenas al proceso de enseñanza aprendizaje pero ligadas a la convivencia, la filosofía y la ética que prevalezcan en esos ámbitos. No pienso que todos tienen que sentir o pensar al respecto de los animales no humanos de la misma manera dentro de las facultades o institutos de ciencias veterinarias, pero sí creo que esos ámbitos deberían por lo menos no ser hostiles a los estudiantes y profesores amantes de los animales. De hecho, su postura ético filosófica no es contraria a práctica científica u opuesta al buen ejercicio de la profesión. Después, que cada uno resuelva en su intimidad sus propias búsquedas. Yo resuelvo en mi practica diaria, el hecho de que la vida vive de vidas y prefiero comer una planta en vez de un animal o si comer una manzana y una semilla en vez de una zanahoria, yo veré si tengo que matar un mosquito o cazar una antílope. No voy a ser ni el primero ni el último humano que tiene que lidiar con eso, muchas culturas lo han resuelto ensayando diferentes ontologías. -Se sabe muy bien de la existencia de culturas humanas varias donde los animales poseían un status de igual y sin embargo, se los comían, no hay contradicción en ello, no había conflicto cultural o personal. Hay más conflictos hoy en nuestra cultura moderna que en la que ellos reproducían. Y no porque ellos ignoraran los sentimientos o la subjetividad animal, la tenían presente. Nosotros, aún ignorando eso desde los tiempos de la ilustración, tenemos muchos más conflictos. Lo que quiero decir es que negando a los animales su status no se acaba con los conflictos-. Bueno, en todo caso como dije, la alimentación es una cuestión personal o privada de cada uno. Este es un tema de otra índole y ajeno al que estaba planteando sobre la necesidad de libertad de sentir o pensar y el maltrato ejercido hacia muchos alumnos, ayudantes, profesores en los ámbitos académicos.
Se que muchos están aquí porque les interesan los animales y los aman. También que muchos decidieron estudiar esta profesión porque son personas sensibles a la animalidad, empáticas, conectadas...que quieren hacer el bien a los animales a partir del aprendizaje de las artes curativas.
Entiendo también que es muy grande el precio que algunos de ustedes van a tener que pagar para aprender esas artes, esto lo sé desde mi propia experiencia y de la experiencia de muchas personas del ámbito muy cercanas, que en distintos momentos me lo han comentado. Entre otras cosas, me refiero a que a algunos de ustedes van a considerarlos demasiado cuestionadores, demasiado inteligentes, no convencionales pero sobre todo demasiado sensibles, demasiado conectados, demasiado preocupados del otro, del animal.
Lamentablemente la mayor parte de lo que se aprende hoy día en los claustros como este, de todo el mundo no es para salvaguardar a los animales o ayudarles, es para salvaguarda y en pos de las grandes industrias que trabajan con ellos.


Pensándolo desde un marco biológico, incluso muchos podemos llegar a la conclusión de que los animales no lo necesitan, ellos no nos necesitan. Más bien es todo lo contrario, lo que necesitan es que los dejemos en paz, que les devolvamos sus espacios, que les permitamos convivir con otras especies...que los liberemos. Tal vez, conozcan esa frase de Jonas Salk que dice "Si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en menos de 50 años desaparecería toda la vida. Si todos los seres humanos desaparecieran de la tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían". No se cuál sería la función principal de la ciencia veterinaria o mismo de la biología, sino preservar, investigar y fortalecer la Vida. Creo que es el camino que yo elegiría si estuviera dedicado a estudiar las artes curativas o la comprensión de las manifestaciones de la vida en el planeta. ¿Qué sentido tiene una ciencia de la vida si su objetivo no es cuidarla y defenderla, acaso se puede estudiar para terminarla y destruirla ? Como dice de Giorgio La ciencia animal sin ética animal se convierte en una ciencia oscura, que busca justificación para la explotación de la animalidad.
Como decía, los animales no necesitan de nosotros. Suena muy degradante que hoy nos tengan que pedir permiso para su existencia. Dentro del marco natural, los animales deben convivir con el sufrimiento, con las enfermedades, con el dolor y están bien preparados también para sanar, para sobrevivir en su mayoría. Es ese sentido también se puede decir que es poco lo que necesitan de nosotros. Hemos estado abusándolos y esclavizándolos durante milenios y es por eso que gran parte de lo que es necesario hacer hoy con ellos tiene que ver con la libertad, con el respeto, con habilitar en nuestra cultura las distintas expresiones y manifestaciones de la animalidad (quizá también en nosotros mismos), con permitir su existencia.
Creo de todas maneras que es mucho lo que se puede, desde las ciencias veterinarias, hacer en ese sentido. Me parece importante que personas con vuestra sensibilidad decidan recorrer este camino. Es en el compromiso con sus deseos y el interés en asistir a la vida y a los animales que veo la posibilidad de un cambio en los claustros.


Por otro lado, cuando se les advierta (directa o indirectamente) que con “esa sensibilidad” ustedes no van a poder desarrollarse en el ejercicio de la profesión correctamente, cuando se plantee que ejerciten cierto tipo de objetividad (que les permitirá trabajar mejor), pongan atención en no desconectarse y perder la sensibilidad o caer en la objetivación del otro. Desconfíen de la argumentación falaz que los descalifique “científicamente” por su sensibilidad, su empatía o subjetividad. Lo contrario es más cierto, la sensibilidad y la empatía son enriquecedoras de una ciencia muchas veces fría y mecanicista. La futurología aplicada a el modo de ser de alguien es solo desconocimiento de la riqueza de manifestaciones de lo humano. El que yo pueda hacer o no hacer ciertas cosas depende de mis decisiones, habilidades, empeño, capacidad y no necesito ni tengo que desconectarme de mi sensibilidad para lograrlas. La insensibilización no es el camino a la riqueza personal, o al conocimiento sino más bien a la pobreza de espíritu o de humanidad. En general eso es una metodología para crear soldados, personal sin ética o sensibilidad hacia el otro o para crear obediencia. Gente que tiene que cumplir funciones sin sentir o sin plantearse lo que pasa, sin preguntarse que es lo que le está pasando al otro.
Sabemos que la ciencia veterinaria, en este momento, trabaja, está sostenida y subsidiada por las grandes industrias que la necesitan. Sabemos que la industria alimenticia, la industria cárnica, la industria farmacéutica, la industria del deporte ecuestre, por ejemplo, hacen posible que haya mucho trabajo, para algunos veterinarios, mucho dinero en juego para algunas investigaciones y algunas prácticas profesionales...por el momento no pretendo la abolición de eso, pero me parece importante que si hay algunos de ustedes que desean tener otro tipo de tarea en el ámbito de la ciencias veterinarias, que sienten que no necesitan dejar de amar a los animales para poder curarlos o que no necesitan cuestionarse la posesión de un fuerte sentido de la ética o su moral propia para aprender las artes de la curación animal, creo que debería haber un espacio académico mas propicio para eso. Me parece que las ciencias veterinarias son un abanico de conocimientos y técnicas muy amplio en las ciencias animales, es muy probable que todos los interesados en ellas puedan convivir con el conocimiento necesario para dejar de tratar a los animales como meros alimentos sin procesar, recursos de la industria o entidades subordinadas a la producción y la economía. La industria alimenticia puede tener sus aprendices y cultores, que son bien necesarios en la sociedad actual, pero lo que también necesitamos son personas que investiguen, que curen, que interpelen la animalidad y puedan hacerlo libremente y no subordinados a la ciencia esclava de la industria animal. Sé que esas personas existen y muchos podrían ser ustedes. Personas y ámbitos que permitan la alteridad, que alienten otras posturas frente a los animales no humanos, que profundicen en los conocimientos científicos desde un fuerte sentir de la ética animal. Una ciencia veterinaria al servicio de los animales.


David Castro 6 de Junio de 2017