viernes, 4 de marzo de 2016

El Camino de los caballos

De la coacción a la conexión

Una relación cercana y noble con cualquier criatura viviente siempre te dará increíbles resultados. A Nevzorov



David y Wayra ,  foto Mariana Domic

El camino de los caballos es - por lo menos ha sido para mí y para mucha gente que conozco- en principio, el camino al ansia de conexión con ellos. La búsqueda de la relación y la cercanía de ese don, de esa magia que los caballos han tenido siempre para las personas.
Más allá del control último que hemos tenido sobre ellos y antes que haya sido puesto en duda, el camino de los caballos es preguntarse, aun sabiendo que tenemos el control, que son nuestros. 
Así, el Camino es para algunos empezar a preguntarse si ese control puede llegar a obtenerse de otra manera que no es la que conocemos. En principio, si ese cuerpo puede llegar a doblegarse de otra manera, si ese espíritu puede llegar a manejarse de otra manera.
Más adelante, otro tipo de preguntas llegan... ¿es necesario doblegar?, ¿es necesario controlar?. El camino de los caballos se convierte entonces en la búsqueda de la reciprocidad, la búsqueda de la danza. Una búsqueda que implica la renuncia al control y al sometimiento. Comienza una búsqueda en la espera de que el caballo nos elija, esperamos que el caballo se brinde, esperamos que el caballo se entregue, esperamos que el caballo nos dé, nos comparta, pero eso no es suficiente.
Personalmente, este camino me a hecho preguntarme muchas cosas. En principio, ¿porqué creía o pensaba que podría obtener lo que quisiera del caballo doblegándolo o controlándolo?, ¿ qué es lo que obtenemos cuando hacemos eso con los caballos?
Estas preguntas también forman parte del camino. Preguntas que a veces he podido responder, y en la búsqueda de respuestas darme cuenta que tienen que ver más que con los caballos. ¿Porqué el deseo de controlar a otros seres? De someter a otros, sean estos caballos o personas. El camino de los caballos me ha llevado hacia las personas, a mí mismo, a entender porqué mi deseo de control o sometimiento, cuales eran las causas.
¿Cuales fueron las cosas que no me permitían ver lo que ahora veo? Tal vez, entre otras cosas, toda la situación de ilusión y desconocimiento que ronda el mundo de los caballos, pero creo que también se deba a que hemos naturalizado demasiado y aceptado la dominación y la violencia como una condición incuestionable en nuestras sociedades modernas.
Tienen que comprender que históricamente la relación hombre caballo es, en su situación más pura, control y dominación. ¿De que serviría o hubiera servido al hombre un caballo que no pudiera ser controlado o dominado?
Con el tiempo fui descubriendo que hay una visión general, social, respecto del control, de la dominación también hacia todo lo que es natural y libre, todos los elementos que escapan muchas veces a nuestra compresión. En ese momento el Camino de los caballos se volvió para mí un espejo de todo lo que los seres humanos debemos comprender sobre nosotros mismos, sobre nuestras necesidades, nuestras carencias, nuestros miedos...De como al no comprender, nos movernos en los estados más básicos del miedo y el deseo, ya sea de controlar el entorno o nuestras vidas, y con eso el alejamiento de las fuentes, de las fuentes biológicas, de las fuentes naturales, de las fuentes espirituales, de la armonía con nosotros mismos y el territorio.

El Camino de los caballos, continuó para mí, y me llevó a ver lo que no me estaba permitiendo escuchar desde la empatía y la compasión. Y al ver, al verme, vi mi expectativa y vi el sufrimiento del caballo. En la espera de que el caballo se entregue, vi lo que todavía había en mi corazón, lo que quería obtener y me di cuenta otra vez de mis “necesidades” aun presentes.
Para mí el camino de los caballos ha sido ver el reflejo de lo que hacemos con ellos, con su libertad, con su naturaleza, para después ver el reflejo de lo que hacemos con nosotros, con nuestros cuerpos, con nuestros niños. Entonces, en este momento me parece, se pierde el camino y se convierte en todo y en nada, ya que uno deja de esperar. Solo busca conectar, solo quiere estar y restablecer el vínculo, restablecer el vínculo con uno, con su cuerpo, con la naturaleza, con la tierra, con los caballos...